Existen dos grandes especies genéticas o especies, Cafeto Arabica (Coffea Arabica) y Cafeto Robusta (Coffea Canephora). Luego, según las características botánicas de la planta hay múltiples variedades y subvariedades (distinguiéndose por el terreno, la altura, el clima o el régimen de lluvia en los que se pueden cultivar). A su vez según el tamaño del grano, se distinguen más de una decena de clases (siendo tipo AA la denominación del más grande). Además, los granos se clasifican según sabor (los criterios sobre el sabor incluyen términos como «cítrico» o «terroso»), contenido, cuerpo y acidez. Éstos dependen del ambiente local donde crecen las plantas de café, su método de proceso, y la subespecie genética o varietal. Así, los cafés presentan un gran abanico de sabores, y las variedades más valoradas y más raras alcanzan precios muy elevados.
Para distinguir la calidad del café, aquí hay algunos consejos:
- Origen: La región de donde proviene el café puede influir en su calidad y sabor. Por ejemplo, los cafés de Etiopía suelen tener notas afrutadas, mientras que los cafés de Colombia tienden a ser más suaves y equilibrados.
- Tostado: El tostado adecuado puede realzar las cualidades del café. Un tostado demasiado oscuro puede enmascarar los sabores naturales del café, mientras que un tostado demasiado claro puede resultar en un sabor ácido o herbáceo.
- Frescura: El café fresco tiende a tener un sabor más rico y complejo. Busca café recién tostado y muele los granos justo antes de preparar tu bebida para obtener los mejores resultados.
- Apariencia: Observa los granos de café para detectar signos de calidad. Deben tener un color uniforme y brillante, sin signos de decoloración o manchas.
- Aroma: Un buen café debe tener un aroma fresco y fragante. Si el café tiene un olor rancio o apagado, es probable que haya perdido su frescura y calidad.
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